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La esencia verdadera

Entre los enemigos más terribles con que cuenta el ser humano están el orgullo y la soberbia.

Estos, a veces, son el producto de un éxito efímero,

Son efímeros porque sólo duran lo que puede durar la vida de aquel que obtiene ese pequeño triunfo, que no trasciende. Efímero porque no logra romper la barrera de lo finito para instalarse en lo infinito.

Cuando alguien piensa que tiene méritos especiales, se siente triunfador, se siente que ha logrado obtener lo que otros no han podido obtener. Empieza a nacer en esa persona una especie de auto estimación y considera inferiores a otros que no han podido alcanzar la medida de sus logros, pues piensa que otros no tienen la capacidad o no tienen los factores que él tiene que lo hacen especial.

El sentimiento de orgullo parece ser uno de los elementos causantes del individualismo, y por tanto una de las causas de las divisiones y del intento de pensar que algo pueda no pertenecer al Todo.

En esas condiciones, el ser humano piensa que tiene un libre albedrío y que él está independiente a todos; que su función está en tratar de obtener los mayores beneficios personales posibles, de manera que pueda crecer e intenta ser una entidad independiente.

Esa condición, si la analizamos desde un punto de vista neutral, por decirlo de alguna forma, nos hace comprender que el Todo, que anteriormente comprendía todas las partes existentes, ahora está ajeno a los efectos de "aquella parte" que se individualizó o que cree que puede obrar individualmente; que está obrando para mantenimiento propio, que eventualmente tendrá factores que han de causar conflicto con los elementos componentes del Todo.

Este principio lo quisieramos analizar de una manera ajena a la idea de Dios, aunque resulta imposible analizar algo que pretenda adquirir la posición de Todo, sin caer en la idea de Dios.

De manera que quisiéramos ver el Todo: como la causa o principio fundamental de todos los efectos que puedan derivarse de una causa original. Si hablamos de la causa, pudiéramos pensar en tres niveles diferentes.

  1. El nivel de la causa original.
  2. El nivel de las Sub-causas, que, a su vez, van a ser efectos que colaborarán con la causa original, solamente para el mantenimiento del todo, que es la causa fundamental.
  3. Y en el tercer nivel los efectos derivados de las sub-causas.


En ese orden pudiéramos establecer a Dios, o la idea suprema de la perfección que cada cual tenga de lo infinito, como la causa primera.

Dentro de esa causa podemos considerar al hombre, como especie, como una sub-causa de las múltiples que colaboran con el mantenimiento de la naturaleza de infinito que la idea de Dios señala; y los individuos, como efectos de esta sub-causa.

El hombre tiene una función específica, que, posiblemente, escape, momentáneamente, a la idea o capacidad de los efectos o individuos que colaboran en el plan de la causa original (Dios).

El hombre por sus limitaciones no puede concebir este orden ya que su condición finita no le permite entender lo infinito de la idea de Dios como Causa principal.

Esto muestra claramente los tres niveles que vimos anteriormente en esta forma.

  1. Causa Original: "Dios".
  2. Sub-causa Hombre: Concepto de especie como elemento de la creación.
  3. Efecto: Los individuos: Unidades físicas movidas por la Sub-causa Hombre que los anima.


Cuando este individuo considera que tiene condiciones especiales, automáticamente empieza a establecer una serie de acciones o sub-efectos que parecen no estar dirigidos hacia el mejoramiento de su especie por llamarlo de alguna manera.

En esas condiciones vemos que él está yendo contra el orden de la Causa Suprema así como de las Sub-causas y de los efectos derivados de este orden, de los cuales él sólo es uno de ellos.

Y así, empieza a tratar de crecer en un sentido individual, tomando, o por lo menos intentando tomar, la condición de causa, (pretende ser Dios) ya que no reconoce que él es solo un efecto. A la vez que estima que se individualiza, y está dejando de concebir sus acciones como parte de una causa superior a él.

Entonces comienza a crear una serie de efectos que son valores no reales, ya que los valores reales están encaminados a mantener la cadena existente entre la Causa Original (Dios) y la Sub-causa (hombre) el YO o como lo llamaron los griegos el EGO

Todos los efectos que se derivan de esta nueva manifestación "individual", quedan automáticamente dentro de un ámbito diferente que entonces hay que identificar como una sub-causa (Egoísta) ya que es una forma negativa del hombre.

Todo aquello que no se avenga a las necesidades o a los deseos de este individuo (egoísta) los considera como condiciones ajenas a sí o enemigas.

Así podemos ver, que la primera piedra del edificio que compone la conciencia humana positiva, es el reconocimiento de que hay una Causa principal (Dios)

"Las causas son infinitas, los efectos son transitorios".

En esa forma podemos ver que lo que conocemos como el mundo real no es más que una imagen de efectos transitorios que están representando la sub-causa (voluntad de Dios) que lo originan.

Es por ello que habíamos iniciado este ensayo que estamos delineando, estableciendo que el orgullo es uno de los efectos negativos que atentan contra el orden general y armónico del Todo.

El orgullo establece un sentimiento de individualidad, de auto-estimación egoísta, que tiende a obrar de una manera indiferente a las acciones del Todo.

En la misma medida en que el orgullo se manifiesta como un sentimiento negativo por su individualidad, por su condición de auto-estimación, existe la antítesis de ese sentimiento que es el miedo nacido de la subestimación.

Este sentimiento es la falta de confianza, de conocimientos, por llamarlo de alguna manera, de la existencia de la causa original, que establece el orden y la formación de todas los efectos.

Este sentimiento que es "el miedo" también aísla, por que no contribuye al engrandecimiento de la manifestación perfecta del hombre. Él también obra independiente, piensa egoístamente por el miedo a ser agredido, por temor a perder los bienes o valores adquiridos; de manera que no puede comprender el verdadero significado de sus acciones.

Y así tenemos que tanto el miedo como la osadía, obran egoístamente. La osadía y el temor son hermanos de un mismo padre; cuyo padre original sabemos que es el miedo y su madre, la ignorancia. El miedo y el valor son dos atributos pertenecientes a la naturaleza humana en su condición de efecto de naturaleza negativa.

Haciendo una especie de bosquejo o plano, como anteriormente establecimos, podemos pensar en una condición de infinito que ocupa el lugar de causa única (Dios)

De esta causa única (Dios) se desprenden los efectos que tienen una condición de causa cuando obran en un sentido estimulante sobre otras condiciones.

Pero, no podemos ver a Dios como una entidad ya que no debe ser visto como una forma establecida, sino como un concepto "inefable", algo que no puede ser expresado.

Todos los atributos, todas las ideas, todos los principios, todas las leyes, todas las circunstancias, las posibilidades a que pueda llegar el hombre están contenidos en la voluntad de Dios.

Pero el hombre, tiene la limitación del contenido superior con relación a la Voluntad Suprema de Dios. Quiere decir que no esta consciente, por llamarlo de alguna forma, de la verdadera esencia de la Causa Dios, que gobierna todas las Sub-causas y las mueve de acuerdo con su plan armónico, unitario que mantiene flotando en una Nada, invisible al ojo humano, todo el Cosmos que se balancea en el Universo al parecer, infinito.

De todo esto podemos sacar que nada que el hombre piense que puede hacer, sin contar con la Voluntad Suprema de Dios, es realmente posible.

Sólo hay una causa, todo lo demás son efectos de ella.

El egoísmo y sus ahijados, solo sirven para mostrar la voluntad de Dios enseñando al hombre a donde conducen sus desaciertos.

La Fe, la confianza y el amor son los atributos de Dios para que el hombre encuentre su verdadera esencia y llegue a ser parte del Todo Supremo en Su Infinita Armonía.


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