Relaciones cristianos-judíos según el vaticano Evangelio no es fuente del antisemitismo
Ciudad del Vaticano.- Fuentes de la Santa Sede anunciaron que el Vaticano daría a conocer próximamente un documento de unas 200 páginas sobre la aproximación que los cristianos deben tener al Judaísmo y al pueblo judío.
El documento, preparado por la Pontificia Comisión Bíblica que preside el Cardenal Joseph Ratzinger condenaría claramente toda forma de antisemitismo. En efecto, en el prefacio del documento, el Cardenal explicaría la existencia de dos temas clave que deben ser respondidos: Si los cristianos pueden justificadamente considerarse herederos de la tradición bíblica hebrea. Si la manera como el Nuevo Testamento ha retratado a los judíos ha contribuido a la creación de hostilidades contra el pueblo judío. El documento responde a la primera pregunta de manera afirmativa, señalando que el Nuevo Testamento explícitamente reconoce la autoridad del Antiguo Testamento; así como éste proporciona la base para la revelación de Cristo.
Respecto de la segunda cuestión, la Pontificia Comisión Bíblica señala que el judaísmo estaba dividido en los tiempos de Cristo a raíz de las diversas interpretaciones de la ley de Moisés ofrecida por fariseos, saduceos y esenios. Por este motivo, no era extraño que los cristianos y los primeros evangelistas expresaran su nueva fe en términos claramente en conflicto con las autoridades judías.
El documento concluiría con una afirmación confiada de que, aunque existen tensiones entre las interpretaciones cristiana y judía de las Escrituras, «el diálogo sigue siendo posible, porque los judíos y cristianos poseen un rico patrimonio común que los une». (ACI).
El Papa exige protección legal para todo refugiado
Ciudad del Vaticano.- Juan Pablo II exigió que los Estados adopten medidas jurídicas adecuadas para proteger legalmente a los refugiados.
«Pido que todas las naciones pongan en práctica la protección legal para estas personas, por desgracia sumamente numerosas, obligadas a huir de sus propios países, al igual que para los así llamados «refugiados internos»», afirmó.
El Pontífice presentó su petición antes de despedirse de miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, tras haber rezado la oración mariana del Angelus. De este modo, se adelantó a la cumbre internacional sobre el argumento que se celebró esta semana en Ginebra.
«Que el compromiso común pueda acabar con las graves violaciones de los derechos humanos, que se encuentran en el origen de estos movimientos forzados», deseó el Obispo de Roma.
El encuentro de Ginebra organizado por la ONU conmemora los cincuenta años de la firma de la Convención sobre el status de los refugiados que después sería ampliado con un Protocolo, en 1967, a todas las emergencias mundiales que fueron provocando los millones de hombres y mujeres expulsados de su tierra.
Un total de 140 Estados se han adherido a la Convención de 1951 y/o a su Protocolo. Ahora, al cambiar las situaciones y al aumentar el número de los refugiados -al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados se le ha asignado la asistencia de 21 millones de personas-, la reunión de Ginebra ha cobrado candente actualidad. (VIS).
Dios está siempre cerca de su pueblo
Ciudad del Vaticano.- En la audiencia general celebrada en el Aula Pablo VI, el Santo Padre habló sobre el Cántico del profeta Daniel: «Todas las criaturas alaben al Señor».
El Papa explicó que el cántico es entonado por tres jóvenes judíos, que han sido arrojados a un horno por haberse negado a adorar la estatua del rey Nabucodonosor, pero «son preservados milagrosamente de las llamas y cantan un himno de bendición dirigido a Dios».
«Objeto de alabanza en nuestro Salmo -dijo- es sobre todo el nombre ‘glorioso y santo’ de Dios, cuya proclamación resuena en el templo, aun siendo ‘santo y glorioso’. Los sacerdotes y el pueblo, mientras contemplan en la fe, advierten sobre ellos la mirada de Dios que ‘penetra los abismos’ y esto hace brotar de su corazón la alabanza: ‘Bendito... Bendito’. Dios, que ‘está sentado en un trono de querubines’ y habita en el ‘firmamento del cielo’, está sin embargo cerca de su pueblo, que por este motivo se siente protegido y seguro».
Juan Pablo II señaló que «al cantar este cántico, el creyente cristiano es invitado por tanto a contemplar el mundo de la primera creación, intuyendo el perfil de la segunda, inaugurada con la Muerte y Resurrección del Señor Jesús». (VIS). | 
