¿Un detalle reformado en La Biblia?
(Colaboración de: Eduardo Sawicky)
Cierta vez, conversando con un animal, éste me explicó que ellos tienen una
notable diferencia en la historia de la creación referida en nuestro génesis
bíblico.
Como notó buena predisposición en mí, relató lo que, como pude,
traduje así:
Del mismo modo que suele suceder a las personas, cuando se disponen a dar
por finalizadas las tareas del día, que a último momento recuerdan que no
han sacado la basura, de modo similar sucedió en La Creación. Durante la sexta jornada, Dios otorgó vida a los animales.
Estaba
contemplando todo, y por disponerse a descansar, cuando observó que algunos
ejemplares, en distintas especies, se pervertían abusando del libre albedrío
que les había otorgado, utilizando variadas argucias intelectuales. "Evidentemente, aún no lo he hecho todo" pensó.
Y juntando a esos
desobedientes de las distintas razas les dijo:
"Como ustedes son tan inteligentemente soberbios y viven desafiando las
leyes que he impuesto universalmente a la creación, comprendí que querían
ser una especie distinta y voy a darles el gusto".
Creó con ellos a los seres humanos y, exponiéndolos ante los demás, agregó: "Que vuestra inteligencia, que tan mal usáis, sea vuestra arma y castigo.
Pues deberéis aprender a darle buen uso para reemplazar los colmillos,
garras, picos o ponzoña para sobrevivir.
El día que vosotros utilicéis
correctamente vuestras habilidades, dejaréis de sufrir"
Luego, dirigiéndose a los demás seres, dijo "Ved bien a esta clase.
Respetadla y no os ensañéis con ella. Si bien tienen una mayor capacidad
mental y vivirán ostigándoos, comprended que la he creado para diferenciar
de entre vosotros a los que sirven de ejemplo de lo que causa la soberbia de
faltar a mis leyes.
Mostradles, a vuestros hermanos más débiles, lo que es
vivir acorde con mis mandatos".
Por eso, a nosotros no nos extraña que, entre los seres humanos, lo que más
abunde sean los embaucadores, depredadores y los carroñeros. Pues, por ser
la última tarea de todas fue, precisamente, apartar lo execrable de la
creación.
Y me pregunto: (agregó el animal) Si cuando se decidan a abandonar la
hediondez de la soberbia y se integren a la tierra (ecosistema Divino),
automáticamente cesarán la gran mayoría de sus pesares... ¿Qué esperan para
hacerlo?
Pregunta que durante mucho tiempo traté de responder en mi carácter de
integrante de la humanidad. Pero hoy, con la misma vergüenza que en aquél
momento, aún digo: No lo sé.
Sawedal
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