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"Esta es una interpretación simbólica del libro del       "Génesis" 
Con ello no pretendemos crear discusiones. Solo buscamos mostrar el mensaje encerrado detrás de la letra en las escrituras, vista desde un punto de vista espiritual y simbólico...

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"G É N E S I S       X X I I I"

1.- Y FUE LA VIDA DE SARA CIENTO VEINTE Y SIETE AÑOS; TANTOS FUERON LOS AÑOS DE LA VIDA DE SARA.-


La vigencia de Sara es completa. La vida del hombre había sido establecida en ciento veinte años. Y dijo el señor Dios: Mi espíritu no contenderá para siempre con el hombre en su error; él es carne, sin embargo sus días serán ciento veinte años. (Gen 6:3)
La vida del hombre simboliza la duración de su especie como tal visto en años de Dios, utilizando el número doce como figura alegórica de compleción de un ciclo anual.
El ciento veinte es la elevación del doce ascendido en múltiplos de diez.
Doce son las tribus de Israel, doce son las tribus provenientes de Ismael, doce fuentes de aguas en Elim donde acamparon los hijos de Israel en el desierto, doce columnas tenía el altar que Moisés edificó en el desierto, doce bueyes sostenían el mar de vidrio del templo de Salomón, doce son los meses del año, etc. Innumerables son las citas alegóricas de este número. Todo pura numerología que no es este el momento apropiado para enfocarlo, aunque llamamos la atención a su significado especial.
También Moisés murió de ciento veinte años dando a entender que la etapa de pruebas para la aplicación de los mandamientos, será completa: Ciento veinte años. No le faltará nada.
De manera que Sara cumplió su cometido a cabalidad subsistiendo los ciento veinte años de perfeccionamiento de su ciclo, y además, una etapa mas de siete años, como inicio del nuevo ciclo de perfección establecido por el siete que debía desarrollarse de su descendencia.

2.- Y MURIÓ SARA EN KIRYAT-ARBÁ, QUE ES HEBRÓN, EN LA TIERRA DE CANAÁN; Y VINO ABRAHAM A HACER DUELO DE SARA Y A LLORARLA.-

En el encinar de Mamré, donde Abraham hizo el altar de Dios; donde más tarde reinó David, en el punto simbólico de la ciudad de la fe, hasta allí llegó Sara, la raíz de la promesa.
Todos los, símbolos al conjugarse, se dirigen al mismo punto donde el hombre recibe la esperanza de Vida proveniente de la raíz santa. Esto simboliza que la fe es el ideal unitario de la creación en un núcleo indivisible, donde todas las partes sostienen el TODO sin dispersiones individualistas.
Y éste es el significado del "amor". La fusión de todos los miembros en un solo cuerpo, en una sola carne, en un solo Espíritu en Dios.
  • "Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, y quedará unido a su mujer, y serán una misma carne." (Gen 2:24)
La tierra de Canaán es la altura espiritual del hombre con relación a su creación como especie.
Es el nivel de hombre, relacionado con todas las especies que le acompañan. Donde va a cumplimentarse su evolución en el escenario con relación a todas las especies que le acompañan. Donde va a cumplimentarse su evolución en el escenario de lo creado desde su estado más primitivo. (Adán I)
El duelo simboliza la rememoración de un hecho o grado filosófico que se trae a la memoria como añorado y deseado como positivo por su valor durante la etapa de su vigencia.
Este simbolismo determina si dejó una huella positiva en su manifestación; de manera que se sigue poniendo en práctica dicho ejemplo deseando no hubiese terminado nunca por haber sido grato.
El llanto simboliza a su vez, el llamado a continuidad de lo pasado como querido, como forma deseable de prolongar aunque se reconoce como eliminada y finalizada.
Este llanto y duelo de Abraham, que se produce en Kiryat-Arbá, es un recordatorio para aclarar hasta donde llega nuestra primera oportunidad de ser fecundos a través de la raíz santa.
Nos aclara la limitación de nuestro entendimiento que solo llega hasta la tierra de Canaán. Esto es, hasta las posibilidades del hombre de acuerdo con sus sentidos materiales.

3.- LEVANTÓSE ENTONCES ABRAHAM DE LA PRESENCIA DE SU MUERTO Y HABLÓ CON LOS HIJOS DE HET, DICIENDO.-

Levantarse simboliza elevación, salida, tomar altura espiritual, término de una manifestación, cambio definitivo. Abraham salió del estado de duelo y llanto, de la posición de rememoración de lo pasado y lo ya sin vigencia. Estableció un intercambio, una interrelación con los hijos de Het.
La continuación del grado general de la especie humana en nivel carnal (Canaán) o sea la descendencia de Caín después del diluvio, se ramifica y continúa manifestándose en Het. Así, sucesivamente, se ramificará más tarde en el Jebuseo, el amorreo, gergeseo, etc., que veremos más adelante en el relato bíblico y que se pide sean eliminados de la tierra de Canaán.
Israel, al llegar a la tierra prometida, deberá dominar a esos pueblos y someterlos hasta eliminarlos. Con esto se va a representar que son estados de la conciencia humana, "carnal" y que deberán ser sustituidos por Israel para establecimiento de la ciudad santa.
De esta forma veremos, claramente, todos los términos parabólicos usados como los profetas lo usan de una manera clara y definida, mostrándolos no como un genocidio material, sino como una depuración espiritual de valores materiales que pugnan contra el establecimiento de un grado de comprensión espiritual como debe alcanzar la condición humana en su verdadera concepción original.
Hacia el grado "MESIÁNICO", la próxima especie en la escala de la creación; anunciada como el nivel más elevado en la línea de evolución de lo, hasta ahora, alcanzado.

4.- PEREGRINO Y EXTRANJERO EN MEDIO DE VOSOTROS; DADME UNA POSESIÓN DE SEPULTURA ENTRE VOSOTROS, Y SEPULTARÉ MI MUERTO, OCULTÁNDOLO ASÍ DE MI VISTA.-

Peregrino simboliza visitante ocasional; extranjero, no perteneciente a la misma tierra.
Abraham deja establecido claramente su condición de tránsito en este estado de la conciencia humana.
Hace claro que él no era un exponente más del hombre en ese nivel por el cual estaba atravesando peregrinamente, en visitación; cumpliendo su misión para con Dios.
En este nivel, el hombre sustentaba la raíz de Canaán, émulo de Caín.
Su escenificación era puramente animal, instintiva, individualista, en lucha por su existencia como tal, en el cuerpo, sin tránsito.
Abraham pasaba por esa transición, "peregrinaba", pero no pertenecía a ese pueblo; era extranjero. La sepultura simboliza el punto final de una existencia, el término de una vigencia.
Su oportunidad de actuación, las leyes que le regían hasta ese punto, habían dejado de tener vigencia. Era menester ocultarla de la vista, no tomar más conciencian de esa característica; no tratar de poner en práctica lo ya no vigente.
Era necesario establecer un punto de cierre o eliminación de contacto con aquella forma de actuación. La sepultura cierra toda posibilidad de contacto con lo que tenía vigencia hasta ese momento. Esto es, a la vez, un lugar de recordación por los momentos pasados que pueden ser rememorados, aunque no revividos o vueltos a hacer vigentes.

5.- Y LOS HIJOS DE HET RESPONDIERON A ABRAHAM, DICIÉNDOLE.-

Het es el hijo de Canaán nieto de Cam. Simboliza el hombre de la carne; el hombre del instinto, el pecador inconsciente.
Esta es una manifestación temprana de repuesta o reacción de parte del hombre natural, representado en este nivel por los hijos de Het. De manera que esta es la representación de la conciencia humana en este nivel.
Todas las confrontaciones que se establecen en la Biblia, simbolizan una comparación de principios. De esta manera acomodamos nuestra mente a la idea de ver las cosas desde un punto de vista simbólico sin intentar adivinar estados materiales o históricos para predecir los hechos a ocurrir en el futuro. Es muy común la práctica de tratar de leer en las interpretaciones simbólicas el curso de la historia que cambia constantemente de acuerdo con la voluntad de Dios y sus planes preestablecidos.

6.- ÓYENOS SEÑOR MÍO: GRAN PRÍNCIPE ERES TÚ EN MEDIO DE NOSOTROS; EN LO MÁS SELECTO DE NUESTRAS SEPULTURAS ENTIERRA TU MUERTO; NINGUNO DE NOSOTROS TE NEGARÁ SU SEPULTURA, PARA QUE ENTIERRES TU MUERTO.-

La respuesta establecía una identificación con el ideal que Abraham representaba.
Señor es el símbolo de jerarquía ideal. Al nombrar señor a Abraham, le daban la categoría de ejemplo a seguir. También le consideraban posible heredero de las vigencias de ese nivel.
Príncipe simboliza la oportunidad de llegar a ser el máximo exponente de esa característica que tiene sus seguidores. El príncipe puede llegar a ser rey. El rey es el máximo exponente, la representación suprema de un tipo de conducta. Su hombre más destacado.
Esto nos da una idea del reinado espiritual. Así podemos ver las potestades de las alturas, las huestes espirituales como tendencias de conductas humanas comunes en el hombre; y el rey, sería el mejor exponente de esas conductas para sus seguidores.
De esta forma, el reino de los cielos, es un estado supremo de la conciencia.
En este nivel Abraham era un posible rey, pues tenía la esencia de un reinado en su conducta ejemplar. Los hijos de Het, la norma de conducta del mundo en ese nivel, le ofrecieron a Abraham la posibilidad de tenerlo entre sus muertos; tomarlo como figura selecta en la historia de pertenencia del hombre en ese nivel; identificándole gustosamente como un eslabón o grado natural en la escala de evolución del hombre carnal.
Las dos tendencias irán evolucionando por dos senderos distintos hasta alcanzar su perfección la raíz santa a través de los ejemplos de los hombres de Dios, que más tarde culminarían en el máximo exponente de su recorrido "LO MESÍAS".
Por otra parte, irá la raíz de Caín, ahora como Canaán, a través de los distintos grados representativos del error, para mostrar el máximo exponente de esta actuación "SATANÁS".
Estos son los dos reinados que tendrán sus siervos identificados con distintos reinos.
Los siervos del pecado, para manifestación de LO SATÁNICO, por un lado. Los siervos de la justicia para señalamiento de LO MESIÁNICO por el otro.
Aquí, los hijos de Het, simbolismo del reinado del mundo, trataban de asimilar los ejemplos escenificados por Abraham, como parte de la historia natural del hombre SATÁNICO.
No como el hombre representativo de la promesa MESIÁNICA que estaba gestándose a través de la raíz santa, sino como un suceso mas de la historia evolutiva del hombre, restándole así su importancia como un hecho más, sin necesidad de destacarlo como algo singular a través de la cueva de Macpela que veremos más adelante como sepultura de los patriarcas.

7.- ENTONCES LEVANTÓSE ABRAHAM, E INCLINÓSE ANTE EL PUEBLO DEL PAÍS, ANTE LOS HIJOS DE HET.-

Abraham tomó un nuevo nivel cambiando su posición y tomando en consideración la posición de los hijos de Het.
Desde ahí le brindó reconocimiento al hecho de que ellos eran el exponente material del hombre en ese nivel.
Él solo era un "residente extranjero".
Él no pertenecía a ese nivel natural del hombre. Él "peregrinaba", estaba de visita para ofrecer su contribución al hombre.

8.- Y HABLÓ CON ELLOS, DICIENDO: SI ES VUESTRA VOLUNTAD QUE SEPULTE MI MUERTO, OCULTÁNDOLO ASÍ DE MI VISTA, ESCUCHADME, E INTERVENID POR MÍ CON EFRÓN, HIJO DE ZOHAR.-

Se estableció una interrelación manifestando un contenido ideológico de Abraham. Este contenido era que debía enterrar a su muerto, ocultarlo de su vista; eliminar la vigencia pasada para no tomarla más en consideración como base evolutiva o medio de perfeccionamiento. Ocultarlo de su vista, simboliza no tomarla mas en cuenta esta posibilidad, pues ya estaba muerta y debía sepultarse.
Debía bajarse al Seol, grado de eliminación de las cosas pasadas.
En la escala de lo espiritual, existen tres niveles fundamentales de evolución.
  1. El cielo: Representa el estado ideal que se persigue alcanzar. Es la meta de las aspiraciones. Es necesario llegar a lo alto, al tope. De ahí parten todas las aspiraciones y conceptos nuevos.
  2. La tierra: Es el nivel representativo de la condición presente. El medio de actuación que se sustenta. Es el estado de tránsito hacia grados de mayor altura, hacia el cielo.
  3. El Seol: Son las etapas descartadas ya, que no tienen vigencia y que se ven ya muertas, sin vida. No tiene poder para influenciar al hombre con sus predicados.
Abraham era el cielo de Noé, que en esos momentos, representaba el nivel tierra.
El Seol, fue el diluvio que borró todo lo anterior.
Al llegar Abraham, Noé quedó en el Seol y Abraham ocupó el lugar de la tierra, en busca de una tierra nueva que le prometía su hijo Isaac después de su tiempo.
Abraham preparaba las condiciones para dejar establecido su paso por la dimensión de las manifestaciones de los estados ideales dentro del Universo o escenario representativo del hombre, como "distinto", extranjero, a la línea descendiente del hombre natural.
"El temor del Señor será su tesoro" (Is 33:6)
Con esto nos da a entender que la actitud positiva, es la de llevar su condición espiritual hacia lo alto como medio de seguir la raíz santa, y a la vez de "enterrar", ocultar las condiciones pasadas. Abraham debía sepultar a Sara, ocultarla de su vista, no tenerla presente en el camino futuro.
De esta forma cerraba un ciclo, y a la vez dejaba establecido su posición de "extranjero", de peregrino dentro de los estados naturales del hombre en ese nivel.
Señalaba que estaba de paso por ese medio al cual él no pertenecía.
Debía quedar claramente establecido que la tierra que Abraham pisaba, a pesar de estar haciendo su manifestación en la misma época (cronológicamente) y a la misma altura que los hijos de Het, ya no les pertenecía a estos, pues sería su sepultura en la tierra prometida comprada por él con los dineros de su fe y sus ejemplos de sacrificios al Señor Dios.
Aclaraba el hecho de que él y su descendencia escenificaban las cosas por venir. Eran la imagen de lo que se debía alcanzar.
Él y su descendencia eran grados de otra escala. No eran parte del descenso del hombre hacia las regiones del Seol, donde mostrarían LO SATÁNICO.
De los hijos de Het nada ha quedado materialmente, su huella desapareció en el tiempo, bajaron al Seol. En cambio, Abraham y Sara viven en la conciencia y en los hechos de los seguidores de sus ejemplos de fe, que los estudian y analizan y copian todo lo que puede servir para encontrar el camino que ellos trazaron, dejando abierta la ruta hacia la tierra prometida, hacia Jerusalén, la de arriba, la celestial.
Ellos dejaron abierto el paso del hombre hacia la promesa a cumplirse.

9.- PARA QUE ME DÉ LA CUEVA DE MACPELA QUE ÉL POSEE, LA CUAL ESTÁ AL EXTREMO DE SU CAMPO: POR SU COMPLETO VALOR ME LA DARÁ, PARA POSESIÓN DE SEPULTURA EN MEDIO DE VOSOTROS.-

La cueva de Macpela simboliza la diferencia existente entre el ejemplo de Abraham, Isaac y Jacob y el ejemplo del mundo en sus respectivos niveles.
Sus vidas pertenecían a la tierra prometida, y aquella porción de la tierra debía ser redimida por Abraham, al comprarla de Efrón, hijo de Zohar.
Con esto establece que la muerte de ellos estaba enmarcada dentro de la tierra prometida como base y formación del principio del hombre en este nivel.
De esta forma, a pesar de ser ellos uno de los primeros pasos del hombre en sus intentos de escalar los cielos, no perderían su vigencia, al tener su ejemplo dentro del proceso evolutivo de la tierra prometida, asegurándose haber pagado por ella.
En esa nueva tierra, con el nuevo cielo sobre ellos, donde no le alcanzará el Seol común del mundo donde caen los pecados pro el error del género humano, la conducta de Abraham no sería considerada parte de ellos. Ellos serían semillas enterradas en aquel nivel para germinar los ramos donde se produciría el vino de la viña del Dios de Israel.
Ellos eran semillas del árbol de Vida que nacería en aquel apartado lugar del mundo, señalado por Dios para gloria futura del género humano.
Aquel simple acto de comprar el campo de Efrón hijo de Zoar, pagando su completo valor, marcó la trascendental arrancada del curso de la historia del pueblo de Israel y su aislamiento del mundo, cuyo fin era el de alcanzar una meta distinta para el género humano que corría la carrera animal de sus instintos pasionales rumbo al Seol de las especies.
Ellos marcaron los primeros pasos hacia el reinado espiritual de LO MESIÁNICO, que reinaría sobre todos los reyes de la tierra. Reinado espiritual que sigue combatiendo hoy. Donde las huestes del Espíritu Santo, que son estos conceptos de la Biblia, que viene de sus ejemplos, y la prédica de sus seguidores, combaten contra el ejemplo de los Amorreos, Guergueseos, Jebuseos de hoy, etc., que rodean la tierra en lucha de supervivencia, intentando borrar las huellas de la cueva de Macpela, que es la semilla de la fe que guarda el alma de aquellos hombres ejemplares.
Ellos son la raíz santa de Dios, apartada del mundo para conservación de las generaciones por venir, abstinente de las cosas del mundo para evitar contaminación degradante que los conduzca al Seol común del género humano, desapareciendo también como inútiles.
Estas semillas deben crecer como granos de mostaza, hasta que toda la tierra esté llena de ellos. Ellos son los instrumentos empleados por Dios para cumplimiento de Sus planes. Aun cuando no tenían conciencia plena de la trascendencia de los actos que ellos escenificaban con sus vidas rutinarias y simples dentro de la red maravillosa de la raíz santa.
Solo los apartados por esta fe lograrían trascender. Abraham, como padre de la fe, apartó su muerto de los hijos de Het. Compró la cueva de Macpela.
Dio su caudal, su esfuerzo, su esperanza, a fin de no pertenecer a los hijos de Het como muerto común en el Seol de ellos.
No aceptaba como regalo el campo. No aceptaba como buenos los caminos que le ofrecía el mundo, sino que lo rechazó y pagó su precio. Dio sus dineros, entregó sus ventajas materiales, su individualidad, lo considerado por el mundo como fuente de protección. "SUS DINEROS", a cambio de aquel pedazo de tierra, que sería importantísimo en la tierra prometida.
No sabemos si hemos aclarado suficientemente el valor simbólico del campo de Macpela y su cueva. Solo podemos agregar que Israel yace sepultado en el campo de Macpela.
Este campo de Macpela, con los rituales y conceptos religiosos de todas las sectas que son pasos simples y elementales del conocimiento del Espíritu Santo durante los efectos de la ley.
Pasos que se seguirán dando hasta tanto se reconozca y se comprenda en este espacio donde solo hay muertos con la esperanza de alcanzar nueva vida, en una tierra nueva, con un cielo nuevo, alumbrado por la luz de Dios iluminando los ojos del entendimiento.
La cueva de Macpela es el esfuerzo de cada hombre por no morir como hijo de Het, sino pagar el precio por su cueva de Macpela que lo apartará del mundo y sus subyugaciones.

10.- Y EFRÓN ESTABA SENTADO ENTRE LOS HIJOS DE HET Y RESPONDIÓ EFRÓN HETEO A ABRAHAM, EN PRESENCIA DE LOS HIJOS DE HET, DE TODOS LOS QUE ENTRABAN POR LA PUERTA DE LA CIUDAD DICIENDO.-

Efrón simboliza una característica de actuación sobresaliente en ese estado de la conciencia del hombre natural de los primeros niveles de conducta carnal.
Él posee tierras, bienes y logros que lo destacan en ese medio y establece una comparación con Abraham. La respuesta es la reacción que se desprende de una acción. Efrón se manifiesta como ejemplo a todos los seguidores que forman parte en ese nivel de la conciencia humana donde se producen estos hechos.
Los que entran por la puerta de la ciudad son los iniciados en estos hechos, los frutos de esa viña. Todo espíritu que inicia una característica, se inclina hacia una doctrina que le resulta afín; entra por la puerta de esa ciudad, ya que toda norma o característica de actuación simboliza una ciudad alegóricamente.

11.- NO, SEÑOR MÍO, ÓYEME: EL CAMPO TE LO DOY, Y LA CUEVA QUE ESTÁ EN ÉL TE LA DOY; EN PRESENCIA DE MI PUEBLO TE LA DOY; ENTIERRA TU MUERTO.-


El Intento de Efrón era el de asimilar entre sus haberes la ejemplarización de Abraham. Captarlo como uno de los suyos, como otro hijo de Het, dándole la característica de permanencia dentro de las normas que él representaba en aquel grado del hombre. Aquel ofrecimiento significaba la captación del mundo ofreciendo sus ventajas para hacer de Abraham uno más de los suyos, otra norma de conducta similar a la de ellos llamada a desaparecer.
Trató de lograr que Abraham aceptara los regalos de Caín, los beneficios que se obtiene de la conducta del mundo que brinda una gloria gratuita, al parecer, pero, el precio real, es el alma.
Efrón le otorgaba un lugar de sepultura eterna en su nivel como partícipe de su tierra, su grado de conciencia, el cual Abraham rechazó.
La raíz de permanencia simbolizada por Efrón con su campo, sería la identificación que se manifiesta en el hombre que no tiene escrúpulos en asociar su conducta con cualquier posición de ventaja que le brinde beneficios, sin importarle el medio de procedencia.
La aceptación de aquel campo gratuitamente, sin establecer la permanencia, ganada a cambio del esfuerzo que esto significaba, implicaba la muerte del ideal de Abraham,
Esto iba a ser un intento de muerte de Abel a manos de Caín, cuya ofrenda era el producto de la tierra. Esto es similar a lo que ocurre cuando el mundo ofrece sus ventajas y se toman sin tener en cuenta el precio que hay que pagar por ellas.
En este pasaje nos indican la meticulosidad que hay que observar para detenidamente ver cuales son los ejemplos que debemos tomar para la formación de nuestro espíritu. Las conductas fáciles que nos abren caminos, al parecer, apropiadas para obtener ventajas, pueden resultar en un sepulcro que nos ofrece el mundo para nuestra alma, que moriría sin esperanza dentro del los ejemplos del error, puestos para enseñar las obras del Diablo.
NOTA: Debemos ver el Diablo como arquetipo de conducta Satánica, como los ejemplos de los resultados del error y no como una forma definida, como lo conocemos vulgarmente por leyendas que lo pintan con larga cola, cuernos y tridente listo a pincharnos.
Este simbolismo, al parecer sin importancia, es la base fundamental que certifica el grado de fe y de preparación del hombre ante las tentaciones del mundo.
Este ejemplo es comparable al simbolismo de Moisés, cuando en el desierto al inicio de su representación de los diez mandamientos, tuvo que escoger entre su ideal, su fe, o la gloria del mundo junto a Faraón, habiendo disfrutado de los deleites que allí se le ofrecía y entregar su alma a éste, que le colocaría en un lugar de honra transitoria y efímera.
En cambio, éste seleccionó pagar el precio del campo de su sepultura, cargando con la misión de conducir a Israel hasta la entrada de la tierra prometida.
Faraón le ofrecía el entierro gratuito de su cuerpo en Egipto. Le decía establece tu permanencia con nosotros como le dice Efrón a Abraham. Toma gratuitamente, sin esfuerzos, sin depuraciones, sin sacrificios, sin tribulaciones el campo que te ofrecemos. Disfruta de estas ventajas sin pagar tu precio ideal.
Cambia tu fe en lo futuro por esta gloria efímera de lo presente y sin trascendencia que se te ofrece por Efrón, el ejemplo del hombre común que tiene posesiones y poderes de este mundo, y que parece ser de los privilegiados en confort y deleites del cuerpo. Entrega tu alma a lo pasajero y olvida tu ideal de la tierra prometida para los esforzados.

12.- ABRAHAM SE INCLINÓ DE NUEVO ANTE EL PUEBLO DEL PAÍS.-

Abraham volvió a tener una manifestación de respeto y consideración por los exponentes de aquel nivel o participación de un grado del hombre. Hizo su ejemplarización con respeto y reconocimiento de aquellos logros, que aunque él no los compartía, reconocía su importancia.
Esto es un ejemplo ante el respeto que se debe tener de los ideales y principios de otros, cuyas posibilidades los colocan en una posición distinta a la que nosotros sustentamos. El hecho de que otros no tengan la misma visión de las cosas que nosotros, no significa que estamos autorizados a menospreciar su posición no respetando sus puntos de vista.
Esta inclinación de Abraham ante el pueblo del país, nos da esta enseñanza de cómo manifestar nuestros puntos de vista sin herir susceptibilidades y sin demostrar nada en contra de esa conducta; sino exponer lo que está a favor de la nuestra por medio de los ejemplos de esta.
Debemos tener en cuenta que todo lo que el hombre Es, lo es para Dios y todo lo que el hombre no es, NO ES.
Toda actitud del hombre ha sido otorgada por Dios para manifestación de Su poder.
El bien, como elocuencia de Su obra,
el mal como exponente del error y sus resultados dolorosos.
Esta es la manifestación de Su presencia en todo lo creado.
Lo visible del mundo, movido por lo invisible de Dios.

13.- Y HABLÓ CON EFRÓN EN PRESENCIA DE TODO EL PUEBLO DEL PAÍS, DICIENDO: ¡OJALÁ QUE TAN SOLO ME ESCUCHARAS! TE DOY EL VALOR DEL CAMPO; ADMÍTELO DE MÍ, Y ENTERRARÉ ALLÍ MI MUERTO.-

Abraham estableció su intercambio con el mundo a fin de no tomar nada sin pagarlo (sin experimentarlo por si mismo) no copiando estos ejemplos.
Su determinación era la de establecer firmemente su fe, que no le permitía tomar ningún haber que no le perteneciera, o sea, no tomar algún ejemplo, sin antes tener conciencia de las consecuencias del mismo y sin antes aclarar a que raíz pertenece; si a Dios, o al mundo. Si era parte de lo MESIÁNICO, o si era parte de lo SATÁNICO.
Aquella cueva, aquel punto de resguardo, debía ser alcanzado por convicción propia.
El dinero dijimos simboliza experiencias acumuladas, convicciones obtenidas por vivencias propias.
Valores adquiridos por los resultados de una empresa. Es el exponente de un trabajo realizado, la pieza de intercambio y de trueque para la obtención de nuevos logros..
Abraham sabía que no debía tomar algo de alguien sin antes pagarlo. Su porción provenía de Dios, su ideal. Debía mantenerse puro, por ende, ganar todo con su depuración personal.
Por esta razón se empeñaba en pagar su precio por el campo a fin de establecer allí su punto de referencia; de haber cumplido su parte y quedar identificado como extranjero y peregrino, pero heredero de la promesa que habría de manifestarse en el hombre de niveles futuros. Ser original y no como el común de los hombres.
Aquel punto de la tierra prometida permanece hasta hoy guardado en el corazón y la mirada escrutadora de los seguidores de la fe de Abraham. Fe, que éste ejemplarizó y que sus siervos de hoy están dispuestos a pagar el precio necesario para ser enterrados en ese campo espiritualmente.
Captar sus manifestaciones ideales, guardadas en aquel campo, obtenido con el esfuerzo propio. Habiendo pagado el precio espiritual con pan cotidiano, alimento de la conciencia en el producto de la fe puesta en práctica.
Este simbolismo de la compra del campo de Efrón es bien gráfico y ocupa su lugar en la Biblia como una cueva de Macpela para el espíritu escudriñador de los hombres de fe.
Denota la importancia que Abraham puso en no mezclarse con las gentes de aquel lugar que simbolizaban la descendencia de Caín post-diluviano.
Si solo le damos la importancia material que dicha adquisición tenía, el esfuerzo de Abraham se perdió en los siglos pues no hay huella material de este campo, pero la experiencia espiritual y la enseñanza introspectiva que dicho trueque ha generado, sí está presente en el corazón de los que le buscan y persiguen los mismos caminos que él persiguió.
En este campo espiritual de la tierra prometida, Abraham duerme junto a sus hijos.
Él es despertado, día a día, por los que toman de su espíritu y siguen sus caminos para alcanzar, a través de él (padre de muchedumbre) la tierra prometida. La nueva altura de la conciencia, liberada de los poderes del mundo, habitando en esferas nuevas del espíritu y teniendo las primicias de la gloria, que aún no parece real, pero que arroja reflejos claros de su día de luces esplendorosas.

14.- ENTONCES RESPONDIÓ EFRÓN A ABRAHAM, DICIÉNDOLE.-

La conversación simboliza la interrelación de dos fuerzas; donde cada una manifiesta sus inclinaciones y se produce el intercambio formal de mutuo funcionamiento.
Efrón, el exponente del mundo, hizo su manifestación a Abraham.
Esta es la reacción del mundo ante un estado de fe como el manifestado por Abraham que no quería ventajas de ninguna clase proveniente del mundo.

15.- SEÑOR MÍO, ÓYEME: EL TERRENO VALE CUATROCIENTOS SICLOS DE PLATA: ¿QUÉ ES ESTO ENTRE TÚ Y YO? ENTIERRA PUES TU MUERTO.-

Efrón consideraba a Abraham como una posición ideal a alcanzarse pues le decía: Señor mío, que simboliza ideal a seguir.
Toda idea, toda convicción, todo principio que tiene seguidores es un señor, amo de voluntades; y los seguidores de este señor, son sus siervos, los que se ponen al servicio de esa idea.
Éstos son títulos en el orden espiritual.
  • "He visto a siervos andar a caballo como príncipes, y a príncipes andar sobre la tierra como siervos." (Ecl 10:7)
El título lo determina la posición espiritual de los ejemplos que se escenifican.
Abraham era, indudablemente, señor por las grandes posesiones espirituales que poseía.
Aquella posición dentro de la escala del hombre, tenía su valor. Ante las aspiraciones del hombre del mundo no tenía gran importancia, "Cuatrocientos siclos de plata".
Este es el número de años de servidumbre a Egipto por el pueblo de Israel.
Aquel fue el precio de la porción de tierra prometida en que Abraham aguardaría a que se cumpliera la promesa que surgiría de la simiente de la raíz santa por germinar aún.
Y con este precio quedó determinada la presencia de Abraham como extranjero que alcanzaba una posición recordatoria y de esperanza en la tierra prometida.
La muerte es una transición de un estado ya manifestado en la forma, a otro estado por manifestarse. No es el fin, ya que todo es infinito; sino que es un estado de cambio de una forma en otra distinta a la anterior, aunque la integren algunos elementos ya transformados.
Es el ciclo constante de semilla a árbol y otra vez a semilla.
"Del polvo somos y al polvo hemos de tornar"
De Dios provenimos y a Dios hemos de tornar.
Es una ley superior a todas las cosas y que está por encima de todas las especies. Es el eje central de la creación.
Es el VERBO en suspensión; de constante evolución infinita.

16.- DE MANERA QUE CONVINO ABRAHAM CON EFRÓN, Y ABRAHAM LE PESÓ A EFRÓN EL DINERO QUE HABÍA DICHO, EN PRESENCIA DE LOS HIJOS DE HET, CUATROCIENTOS SICLOS DE PLATA, MONEDA CORRIENTE ENTRE MERCADERES.-

Estuvieron de acuerdo las dos tendencias. Abraham, a pesar de ejemplarizar su conducta en la misma etapa de Efrón, no era de la misma naturaleza.
Pesar en la balanza, establece un grado de justicia. La balanza simboliza el equilibrio perfecto de las cosas. Tanto pagas, tanto obtienes; esto equivale a lo otro.
Es una ley general de Universo, donde todo está perfectamente compensado, aunque la balanza del hombre no utilice la misma balanza que lo perfecto de Dios.
Dos fuerzas en oposición se balancean en tanto son iguales. El desbalance ocasiona el desequilibrio y la ruptura de la paz o reposo.
Cada gratificación tiene su frustración.
Abraham, como símbolo de la raíz santa, como semilla de Israel, pagó su precio por aquel campo. Pesó cuatrocientos siclos de plata. Cuatrocientos años de esclavitud en Egipto antes de salir a tierra de libertad.
Esta es la paga de la experiencia por alcanzar el saber. Abraham estableció su esfuerzo por alcanzar sus aspiraciones. No aceptó ventajas del mundo que crearían una injusticia, un desbalance.
Todo tiene su peso. No es posible alcanzar un grado sin pasar por los sinsabores, los esfuerzos, los tropiezos que se presentan en al busca de lo que se anhela.
Esta es la moneda corriente entre mercaderes, la ley natural de la vida. Tanto quieres, tanto pagas. Es imposible escapar de esta ley que se manifiesta en el hombre día a día de mil formas diferentes.
Tanto tomas de carne, paga tanto en el espíritu. Buscas tanto de espíritu, tienes que pagar el precio en carne.
Salomón obtuvo los placeres de la carne, buscó su peso en los caminos del mundo, perdió su sabiduría, pagó su precio espiritual.
Moisés entregó su carne, sus placeres en la corte de Faraón, sus disfrutes y deleites, ganó el nombre de Varón de Dios por el Espíritu Santo que le precedía.
Abraham hizo su manifestación en presencia de los hijos de Het. Estableció su conducta como un ejemplo a los hombres que tenían todas las ventajas y posesiones del mundo. Estableció su sacrificio para obtener lo que deseaba; cuatrocientos años de esclavitud y servidumbre en las cosas del mundo (Egipto) para obtener el desierto y la abstinencia de la carne por medio de los mandamientos, para aguardar la redención.

17.- Y ASÍ EL CAMPO DE EFRÓN, QUE ESTABA EN MACPELA, QUE ESTÁ ENFRENTE DE MAMRE, EL CAMPO Y LA CUEVA QUE HAY EN ÉL, CON TODOS LOS ÁRBOLES QUE HABÍA EN EL CAMPO, LOS QUE HABÍA EN TODOS SUS CONTORNOS ALREDEDOR, QUEDARON ASEGURADOS.-

De manera que todos los logros y características que Abraham representaba en este nivel espiritual del hombre quedaban perfectamente definidos.
No tenían ninguna relación, ni atadura, ni conceptos filosóficos (árboles) que pudieran asociarse con el hombre en aquel estado de la conciencia que Efrón representaba. Aquel punto de la vida del hombre, donde Abraham escenificó su acto de fe suprema al ofrecer a su hijo unigénito en Sara.
Donde dejó establecido su altar como dedicación y entrega absoluta a su ideal.
De esta manera quedó asegurado al pagar su precio.
Lo escenificó plenamente sin escatimar esfuerzos ni entregas. Aun su más valiosa posesión, su esperanza de continuidad dentro de la raíz santa, representada por Isaac, no dudó en sacrificarla a Dios.

18.- PARA ABRAHAM, COMO POSESIÓN SUYA, DELANTE DE LOS HIJOS DE HET, DE TODOS LOS QUE ENTRABAN POR LA PUERTA DE SU CIUDAD.-

Esta característica del hombre, cuando tiene fe, quedó plenamente identificada con Abraham que asumió el rol de ser el ejemplo clásico del poder de la fe.
Todo el esfuerzo de Abraham, cada escenificación de su vida, es una constante muestra de fe. Todos sus pasos estaban dirigidos a servir a su ideal.
Su insistencia en obtener el campo de Efrón, pagando su precio justo le aseguró el no ser asimilado dentro de las huellas del hombre natural como uno más, sino que separó su nivel de ejemplarización.
Así formó parte principal, como base y semilla de la tierra de Israel en HEBRÓN, en el corazón de Judá. De ahí surgió la palabra del Espíritu Santo que dio al muido la llegada de "lo mesiánico" como puerta de entrada a esta altura cuya base, repetimos, está representada por la fe, símbolo de Abraham.
Decir Abraham es decir fe. Cada mención de su nombre destaca la importancia de creer en las cosas por venir, en alcanzar la promesa de la fe.
Y todos los que entran por la puerta de la ciudad (fe de Abraham) tienen el conocimiento de la imperturbable conducta de Abraham hacia su esperanza en Dios.

19.- Y DESPUÉS DE ESTO ABRAHAM SEPULTÓ A SARA SU MUJER EN LA CUEVA DEL CAMPO DE MACPELA, DELANTE DE MAMRE (QUE ES HEBRÓN) EN LA TIERRA DE CANAÁN.-

Una vez identificada la posición de Abraham con respecto al hombre es esa etapa de formación, Sara, la gracia de la promesa, queda incluida en el nuevo estado del hombre, en HEBRÓN, símbolo de Jerusalén la celestial. Esto es, que en el primer estado del hombre, en su condición animal, la gracia no tiene acomodo. Ella está reservada para su segunda etapa, a la entrada de la tierra prometida por Israel, que es la muerte del cuerpo de pecado.
NOTA: La muerte del pecado no se refiere a la muerta de la materia en el cuerpo del hombre, sino a la muerte de las condiciones pecaminosas de "EL HOMBRE".
El destino del hombre como especie, al llegar a la plena madurez espiritual, ejemplarizará entonces su verdadera condición.
Una nueva criatura surgirá. Esto se producirá en los niveles de la conciencia del hombre, no en las manifestaciones de la materia como tal, sino en la capacidad espiritual del mismo.
Esta nueva criatura, de acuerdo con la promesa divina, será la manifestación gloriosa de los hijos de Dios, a los movidos por Su Espíritu Santo.
Este estado, aún ideal, es "la tierra prometida".
No es un punto geográfico y material del planeta que habitamos, sino una condición, un grado sustancial del hombre como exponente de su verdadera manifestación.
Así manifestará una mueva exposición de las cosas vedadas aún para la mente inmadura del hombre que está condicionado por sus pasiones. Esta será la manifestación de la vida con una nueva dimensión que no está siquiera imaginada en este nivel elemental.
Será un estado de conciencia pura, donde la característica animal desaparecería dando paso a la nueva criatura, cuya forma y existencia aún desconocemos.
Esta es la profecía de Isaías 11:6 donde dice:
  • "Y habitará el lobo con el cordero, y el leopardo sesteará junto con el cabrito, también el becerro y el leoncillo y el cebón andarán juntos y un niñito los conducirá".
Entonces todas las conductas del hombre, la feroz como el león y la obediente como el cordero, irán por la misma senda. Todos estos animales son figuras simbólicas de los distintos tipos de conducta del hombre, que será guiada entonces por la nueva criatura que surgirá en la conciencia del hombre.
Este estado ideal de las cosas, es la tierra prometida, la Jerusalén de arriba, la ciudad celestial. En un mundo fuera de este mundo, aún cuando estuviera en él.
Es, sencillamente, un punto de referencia hacia donde el hombre se encamina.
Es el retorno al paraíso inimaginable de la conciencia pura; guardado celosamente por una espada ardiente, que es el símbolo de nuestras aspiraciones en la carne, de nuestra ingente y reclamante individualidad, que analiza la creación como hecha para el hombre, y no al hombre como parte de la misma, que, a su vez, tiene un propósito superior a él mismo.
El hombre individual es el que piensa que él es el eje del mundo. Busca su benefició individual, sin importarle que es lo que sacrifica a sí mismo.
Todo lo ve con los ojos individualistas que buscan su salvación, la eternidad, la inmortalidad propia, la de los suyos sin consideración del mundo que le rodea.
Esto que los ojos materiales ven es CANAÁN.
Eso que el alma busca por la referencia ideal de la fe en la perfección de Dios, es JERUSALÉN (celestial)
En ese estado ideal de la fe, Abraham sepultó su muerto. Preparó su descendencia con esta aspiración. Con la fe de pertenencia a ESE mundo desconocido, pero presentido por esa fe, que es la esencia, el combustible ideal que impulsa al hombre hacia Dios (símbolo de la máxima perfección de todas las cosas)

20.- DE SUERTE QUE EL CAMPO, Y LA CUEVA QUE HAY EN ÉL, QUEDARON ASEGURADOS PARA ABRAHAM, COMO POSESIÓN DE SEPULTURA, DE PARTE DE LOS HIJOS DE HET.-

Aquel nivel de la escenificación del hombre que Abraham manifestó quedó establecido como fuera de lo transitorio que resultaba el ejemplo de los hijos de Het, símbolo de la tierra de Canaán, la carne, el mundo en aquel estado del hombre.
Este escenario que posteriormente fue el lugar donde se efectúo toda la acción del pueblo de Israel y todas sus hazañas, quedó asegurado con aquel acto de fe.
Esta fe fue la característica de Abraham cuya conducta y ejemplo son la base y fundamento de toda búsqueda. El inicio de todo análisis parte de abandonar todo lo establecido anteriormente, poner la mira en el ideal buscado y no vacilar en sacrificar hasta la última posesión en aras de ese empeño.
Con este principio y la confianza en el triunfo, se edifica la base; y sobre esa roca firme se construye el edificio que la fe levanta en el corazón.
La base fue Abraham y los padres, enterrados en la cueva de Macpela, símbolo de la separación de las cosas del mundo.
Adquirir un pedazo de la tierra prometida, no perteneciente ya a los hijos de Het, donde quedar apartado y no asimilados, al igual que Abraham, Isaac y Jacob, convertido en Israel después de la lucha con las tentaciones. Y así, marcar, establecer la conexión del hombre con las cosas más elevadas de Dios, en el simbolismo de la escala que más adelante analizaremos en el sueño de Jacob, donde se le mostró ángeles subiendo y bajando por ella.
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