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Una cronología de la cristiandad

LA IGLESIA PRIMITIVA
Alberto Di Mare(extracto)
Qué consecuencias tuvo sobre el comportamiento social y la vida, en general, de las comunidades en que se dio el fenómeno cristiano en las diversas épocas; pero tratándose de una religión no es posible dejar de lado cuestiones teológicas: la visión de Dios y del hombre peculiares de la religión cristiana, es asunto insoslayable.

Un ligamen de los hombres, un socar amarras (re-ligatio), un culto ciudadano, más que la contemplación de la divinidad. Igual ignorancia tendremos al estudiar la religión cristiana, pues de los hechos históricos de la antigüedad, disponemos de escasas evidencias, sobre todo si se trata de escudriñar la vida cotidiana de la población.

La primera etapa de la historia de la cristiandad, como fenómeno diverso de la predicación de Jesús, podemos fijarla desde la predicación de Pablo, alrededor del año 45, hasta el 250, en que la Iglesia se estructura alrededor del obispado monárquico.

Es plausible que, si dispusiéramos de fuentes y evidencias suficientes, comprobaríamos que en el 50-100 la ortodoxia cristiana estaría posiblemente limitada a la fe en la resurrección de Cristo, en lo dogmático, en lo ritual a la práctica de la eucarística, instituida por Jesús, y al bautismo, al que Él se había sometido; y en la moral a la propia del judaísmo, con su gran énfasis en las obras de caridad y auxilio a los menesterosos.

Esta multiplicidad será característica de la cristiandad en toda su historia, y la ortodoxia escogerá, dialécticamente, las doctrinas que asimilará. La herejía es así, hasta cierto punto, indispensable para la consolidación de la ortodoxia y por ello el magisterio de la iglesia es más de anatemas que de símbolos de la fe.

Una de las primeras herejías será la de los gnósticos, movimiento religioso parasitario que se inserta en las religiones como un conocimiento, una gnosis, de elegidos, mediante doctrinas esotéricas sólo para la elite: Profesa que lo material es producto del dios-mal y lo espiritual del dios-bien, en una concepción dualista de la creación.

Este Dios-mal antiguo produjo los libros de la Antigua Alianza, ninguno de los cuales debe aceptar el cristiano, como tampoco aquellos que en tiempo de Marción eran considerados como libros de la Nueva Alianza, pero que estaban contaminados por las enseñanzas de Yahvé.

Refuta también Tertuliano a otro hereje, Montano, que admite en plano de igualdad a las mujeres en las dignidades eclesiásticas, incluso como obispos, crítica que tuvo tanta acogida que determinará la "política antifeminista" de la cristiandad, por la que, desde entonces, se excluye a las mujeres de la clerecía.

Tertuliano acabaría como montanista, y aunque es el mayor de los apologistas cristianos de la época, es considerado hereje por la Iglesia, lo que pone de manifiesto la indisciplinada variedad de la iglesia cristiana en el siglo II; al pasarse al montanismo abandonó su antifeminismo.

Esta ortodoxia alcanzará perfil preciso a principios del siglo III en Oriente y más adelante, en la misma centuria, en Occidente; la constituyen el canon de los libros sagrados, la doctrina sobre la fe y la moral, la potestad de perdonar los pecados cometidos después del bautismo, el establecimiento de una organización eclesiástica permanente, con una clerecía especializada en la función religiosa y la ínter comunión de las iglesias.

Es el fundador de la crítica escriturística y la que efectuó fue imparcial, no como la de Marción; la Iglesia pudo, gracias a ella, expurgar los textos sagrados, separando el grano de la cizaña, pero evitando extremismos, con una política de centro, por así decir, que será la que determine el contenido de la ortodoxia.

La legitimación de la autoridad eclesiástica vino de la sucesión apostólica: que el puesto fuera heredado, aguas arriba, desde un Apóstol que hubiera nombrado al primer obispo de la sede.

El teorizador de la organización eclesiástica de obispos monarcas, será Cipriano (200-258), natural y obispo de Cartago, que padeció martirio bajo la persecución de Valeriano.

¿Cuál era la opinión de los paganos respecto del cristianismo?

La difusión de la iglesia primitiva fue posible por obra del espíritu de amor de los cristianos, no por su doctrina filosófica.

La religión es un producto natural de la cultura humana, es la tesis de Fustel de Coulanges en su La Ciudad Antigua y sus palabras son la mejor refutación a la falsa argumentación agustiniana, quien, pretendiendo probar la rectitud cristiana, falseaba la rectitud humana, por exceso de celo argumentativo.

El auxilio a los desamparados, viudas, enfermos, sepultura a los muertos, fue desde el inicio la tónica de la cultura cristiana, máxime que el cristianismo era una religión de proletarios, de los pobres, que en la iglesias encontraban una forma de asistencia pública, de que carecía la sociedad grecorromana.

La concepción imperante, respecto de la creación, entre los paganos era la que Platón expone en Timeo: la materia primigenia existe y Dios a partir de ella crea el mundo.

En el caso concreto de la trascendencia de Dios y la creación del universo de la nada, ya a mediados del siglo II aceptaba la doctrina del teólogo gnóstico (Basilides), recogida por el obispo de Antioquia, Teófilo, según la cual el poder de Dios se revela en que puede crear lo que desee, de la nada (ex ouk onton): uno de los primeros símbolos de la fe ya incluía una referencia a Dios como omnipotente, en una obra impregnada de gnosticismo escrita entre el 150 y el 180 (Testamentum in Galilea D.N.I. Christi, Denzinger, 1, p. 3); el Concilio de Toledo (400 y 447) estableció expresamente el principio de la creación a partir de la nada (Denzinger, 19 y 21, pp .10 y 11)

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