LA HABANA (CNN) -- En el penúltimo día de su visita a Cuba, el Papa Juan Pablo II pidió el sábado la liberación de los encarcelados "por razones de conciencia", y bendijo y estrechó las manos de enfermos de lepra en el Santuario de San Lázaro, ubicado en las afueras de La Habana.
El Pontífice declaró que durante su gira de cinco días a Cuba, "no podía faltar un encuentro con el dolor, porque Cristo está muy cerca de todos los que sufren".
"En ustedes quiero saludar también a los demás enfermos en Cuba", dijo, dirigiéndose a los enfermos, que vestidos con batas blancas se congregaron en el santuario, el cual forma parte de un complejo hospitalario.
"El dolor es un misterio muchas veces inescrutable para la razón, forma parte del misterio de la persona humana, misterio que sólo se esclarece en Jesucristo", expresó. "Sólo desde El podremos encontrar el sentido a todo lo humano".
Luego, el Papa habló de la situación de los presos.
"El sufrimiento no es sólo de carácter físico, como puede ser la enfermedad", dijo. "Existe también el sufrimiento del alma, como el que padecen los segregados, los perseguidos, los encarcelados por diversos delitos o por razones de conciencia, por ideas pacíficas aunque discordantes".
"Estos últimos sufren un aislamiento y una pena por la que su conciencia no los condena, mientras desean incorporarse a la vida activa… donde puedan expresar y proponer sus opiniones con respeto y tolerancia", dijo.
Agregó que instaba a promover esfuerzos para "la reinserción social de la población penitenciaria", lo cual, sostuvo, fortalecerá "la convivencia pacífica del país".
"A todos los presos les mando mi cordial saludo, animándolos a no dejarse vencer por el pesimismo", manifestó.
Un grupo de niños interpretó canciones religiosas antes y después del discurso del Papa. Algunos de los niños se emocionaron hasta las lágrimas.
Al concluir su discurso, Juan Pablo II se acercó a los enfermos, les impartió su bendición y estrechó las manos de varios de ellos.