La religión es una forma de acomodo temporero a las circunstancias presentes. Es un intento de conciliación entre el estado animal pasional del hombre elemental, con el estado espiritual emocional del espíritu, sirviendo, a la vez, de barrera entre ambos.
Aunque en el presente se esté viviendo bajo las influencias de una doctrina filosófica o manera de vivir que no es la que tiene las características definitivas que el hombre necesita para alcanzar la finalidad de su creación, hay que estar conscientes de que se ha de llegar a un punto en que habrá una conciliación o síntesis de valores.
Lo, hoy desconocido por el hombre, y que, finalmente, lo hará ser perfecto (a imagen y semejanza de Dios) será posteriormente aceptado como lo único y verdadero, adoptándose, sólo entonces, como lo propio del hombre, libre ya de lo instintivo y pasional.
Se ha de establecer definitivamente la conciencia de que la "condición bestial" cambiará desde ese instante para abrir la brecha hacia el reino prometido.
LA FE ELEMENTAL, no nacida del ESTUDIO Y PRÁCTICA de los conceptos nacidos de la idea de Dios, está basada en una esperanza puramente instintiva. No tiene base ni principio que la ampare, y si cree que lo tiene, no sabe de donde proviene. Esta es una forma de fe que asimila cualquier influencia ideológica. Es una esperanza que se ampara en flacos elementos filosóficos. Emigra de una forma doctrinal a otra en busca de resguardo del peligro que cree le acecha.
Hasta sin quererlo, se ampara dentro de los dictados mundanos, encubriéndolos vehementemente con elucubraciones místicas pregonando: "Yo tengo mi fe propia", como si eso fuera posible ante Dios que tiene una medida equitativa para todos por igual.
Estas son actitudes provocadas por el temor. Conducta típica de los que intentan abandonar una forma de religión o conducta ideológica, que adoptan hasta cierto momento, para entrar en una nueva forma de vivir a su manera.
En realidad como no tienen una convicción absoluta de una nueva ideología o religión, mantienen ocultas, "íntimamente", muchas de las características de las anteriores.
Es, como el no convencido en su totalidad, que abandona su forma religiosa, para convertirse a otra, desconocida aún, pero de la cuál espera alcanzar lo que anhela.
Éste siempre mantendrá el temor de si la decisión tomada es la acertada.
Se preguntará:
-
¿Habré hecho lo correcto?
-
¿Me castigará Dios por haber dejado de ser fiel a mi religión anterior?
Guarda inconscientemente algunos de los convencionalismos anteriores y hasta los enmascara con unas nuevas formas de adoración, "POR SI ACASO".
Es en esta forma que LA FE ELEMENTAL analiza y juzga los estados transitorios y el temor derivado de ellos.
No puede encontrar las huellas verdaderas de esa "falsa interpretación de lo correcto" que él manifiesta como lo Supremo.
Este creyente, de fe indefinida, no sabe de dónde proviene esa fe tradicional, que sustenta y respeta, por haberle sido trasmitida por sus predecesores, o por alguien que sustenta cierta forma de respetabilidad social.
Esa creencia, o seudo-fe, le hace formar parte de su nueva conducta y maneras de adorar lo supremo, que a veces llama Dios, porque es
"lo que aprendió de sus padres".
Esto crea una ansiedad íntima que no tiene forma de comprenderse.
De esta forma se puede pensar que la esperanza o deseo íntimo, que se traduce en angustia cuando no ha llegado a su estado más elevado, tiene las mismas características que el instinto. Sólo que en vez de seguir los dictados pasionales del deseo, sigue los dictados inconscientes del sentimiento, una vez arraigados estos en el corazón, en lo profundo de la conciencia.
Ha sido necesario mostrar todos estos componentes, (religión, filosofía, ideales sociales, movimientos místicos, guerras, terremotos, Etc.) para hacer factible y aceptable al hombre del mundo una forma de conducta que conviva con las necesidades instintivas del hombre en tanto éste encuentra el camino hacia su verdadera forma.
El deseo, que es la manifestación sincera del cuerpo, lleva implícito el sentimiento o voluntad íntima de actuar de acuerdo con el grado de fe que se sustenta. "Seguir lo que dicta el corazón".
Los primeros estados de la creencia, o fe sin convicción, son por una parte, trasmisores de la conducta idolátrica, y, paradójicamente, a la vez, sirven también como portadores de la promesa de la raíz santa.
Así SE SIRVE A DOS SEÑORES. Se cree en Dios y, por si acaso se adora un ídolo.
En una forma se considera la fe como guardiana del cuerpo; aunque en la otra, como consecuencia, se constituye como vanguardia del espíritu hacia la promesa de vida.
Aunque no parezca aceptable, esto es así.
Esto da base a la aseveración de que "EL MAL OBRA PARA EL BIEN" sólo después de manifestar la paga del error y sus resultados terribles.
De esta forma comprendemos ¿Por qué EL ALFARERO supremo, "que podía hacer todos los vasos para honra" (según la parábola bíblica) hizo unos diferentes a otros con el fin de demostrar la grandeza de Su Gloria?
De acuerdo con los planes de Dios, que todo lo hace perfecto, lo que, al parecer, es imperfecto hoy, será para perfección eterna mañana, y a su vez, "siempre perfecto".
Señor, yo sé que el hombre no es dueño de su vida,
Que no tiene dominio sobre su destino. (Jer 10:23)
Estos regalos que Dios envía al hombre por medio de su "PALABRA DE VIDA" con la intención de aplacarlo, son un intento de proveerle convivencia con el mundo, dentro de los límites temporales del hombre en su paso por la existencia efímera en que éste opera.
Es el intento de los intérpretes de todas las épocas. Los que atraviesan el mar de dudas que la humanidad tiene ante sí, con el fin de llegar a "la tierra prometida" para conquistarla a su debido tiempo.
Pura metáfora simbólica, origen de múltiples interpretaciones que son como un Galaad espiritual, un majano de limitaciones entre ambas conductas, de manera que no conflijan la una con la otra y ambas se despedacen.
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Es como el camino en el desierto hacia la tierra prometida que fluye leche y miel, mientras Dios provee el maná de Su palabra de Vida.
De esta forma vemos como la raíz santa tiene en su formación el deseo de convivencia y pacificación de las leyes del mundo y los estados sociales que amenazan con enfrentarse al espíritu del hombre y sojuzgarlo, con los distintos movimientos sociales y religiosos que luchan por mostrar en sus predicados a "EL HOMBRE" verdaderamente humano. Es la lucha del hombre común contra la bestia.
- Una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad. 20 Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo.
(Ecl 3:19-20)
