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Dios o ídolo

SEGUNDA PARTE:

Paradójicamente, lo que se conoce como "la conciencia humana" o estado más depurado del saber humano, tiene una condición transitoria, pasajera.

Esta "conciencia humana" tiene una forma invariable de transición.
Por herencia familiar, se trasmite de generación a generación.
Así el hombre evoluciona hacia un nuevo estado de conciencia más avanzado.

El hombre comenzó la evolución de su espíritu por medio de ritos u ofrendas a algo que consideró más elevado que él.

Así se manifestaron todas las formas de idolatría primitivas. Del sacrificio humano, a las ofrendas a múltiples ídolos y deidades, hasta ir evolucionando. Han ido cambiando su forma pagana hasta convertirlas en sectas, sinagogas, templos, iglesias, y las múltiples formas filosóficas, místicas y religiosas que hoy crecen disputándose la supremacía del Dios que cada una representa en sus credos. No se detienen a pensar que DIOS ES UNO SOLO para todos. Que su mandamiento más elevado para el hombre es "AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO".

Por otra parte podemos ver que la condición emanada de los ejemplos bíblicos, enarbola una característica nueva, diferente.

Llega a un punto en que señala que hay que dejar de transmitirle más vigencia a la tradición social y religiosa reinante.

Manifiesta la decisión de que "HAY QUE COMENZAR UNA NUEVA VIDA" para romper todos los lazos con la anterior. Esto es como una forma de muerte a lo ya experimentado e inútil.

La tradición religiosa común, está estancada. Su base está asentada en una de las más sutiles formas de la idolatría. La tendencia "individualista" depurada y transformada con nuevos estimulantes "de lo mismo anterior". Ella dice: "Busca tu salvación".

Esta tendencia dice íntimamente: "El hombre es el centro del Universo" y todo está hecho para ventaja y beneficio propio.

La raíz santa que en la Biblia se anuncia y que no muchos comprenden, tiene la misión de abandonar estas influencias, para alcanzar lo que llama una nueva tierra: "La tierra prometida". Alcanzar un nuevo cielo más allá de lo visible.

La "raíz santa" promulga la muerte de la idolatría individualista, divisora y disgregante, para establecer el amor del UNO integrante de todas las partes que componen Su Reino.

Este es un nuevo estado; donde la luz es Dios, símbolo de justicia y equidad armónica para todos los componentes de la creación.

Hay que establecer las diferencias existentes, clarificar lo oculto y tenebroso.

Hay dos polos que sostienen el mundo:

  1. La luz sobre las sombras
  2. El amor ante el odio.
Antítesis lo uno de lo otro.
Enfrentándose cada uno de los extremos en oposición mutua.
Así se mantiene el equilibrio de todas las partes. Evolucionando en un propósito común.

¿Sorprende saber que las dos condiciones: la luz y las sombras, el amor y el odio, el conocimiento y la ignorancia, son, por igual, creación de Dios para la realización de Sus planes?

  • Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. (Gen 1:3-5)


Para ello está establecido que no es posible prevalecer en ambos extremos.
De ser así, el orden de la evolución se estancaría irremisiblemente.
Así es como se establecen los cimientos de la raíz santa.
Fragua todo su bagaje de conocimientos y experiencias, rebasando y depurando el viejo alimento de las características individualistas de las tradiciones sociales y religiosas, solidificando una roca firme de bases probadas y depuradas.

En la armonía común del Todo, las ideas personalistas de salvación individual, no tienen cabida. Ellas representan el individualismo disgregante y divisionista. Toda idea o principio que abogue por la salvación propia, representa el amor a uno mismo en lugar del amor a Dios y al prójimo; siendo, por tanto, "IDOLATRÍA"

Es necesario e imprescindible abandonar este principio. Hay que depurar y eliminar todas sus justificaciones. Es menester el abandono de las falsas tradiciones del mundo para dedicarse a las cosas de Dios, señalando que ninguno de los dos estados ha de rebasar sus fronteras para convivir con el otro, no se puede servir a dos señores.

  • El que ama su vida, la perderá; pero el que desprecia su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna. (Juan 12:25)

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